La Divina Semana

Siempre que visito un nuevo destino, me imagino a aquellos que lo habitaron mucho antes que yo lo conociera, e intento pensar en las historias que han llegado a nuestros días sobre ellos.

Para que pueda disfrutar de esto en mis viajes, he necesitado de, o bien recordar antiguas lecciones de historia o literatura leída más recientemente, o bien de un buen guía que ponga en valor las, en algunos casos, desdibujadas ruinas de civilizaciones anteriores.

Un ejemplo de esto que digo, es conocer el lugar en el que los caldeos, una tribu de origen desconocido y asentada en la baja Mesopotamia, más concretamente en la parte meridional de la cuenca del Éufrates y el Tigris, adoptaron la semana de siete días por la que hoy nos regimos.

Los romanos los asociaban a la astrología y la matemática e introdujeron durante el imperio de Augusto su división de la semana, consagrando cada día a una divinidad. Hoy en día conservamos estos nombres, lunes en referencia al día de la Luna, martes en referencia al día de Marte, miércoles en referencia al día de Mercurio, jueves en referencia al día de Júpiter, viernes en referencia al día de Venus, el sábado para los angloparlantes está referido al día de Saturno, aunque en nuestro idioma se refiere al sabbath hebreo que significa descanso y domingo que igualmente para los anglosajones está referido al día del Sol, al que también se consideró divinidad, pero que en nuestro idioma hace referencia al día del señor, dominicus dies.

Sea como sea, la semana para la mayoría de los pueblos occidentales está llena de divinidad.

Uno de sus dioses, la Luna, tiene mucho que ver en la semana de siete días. Sus cuatro formas de mostrarse a lo largo de los aproximadamente veintiocho días que tarda en girar al rededor de la Tierra, Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante, nos dan los siete días que tienen nuestras semanas, veintiocho días entre cuatro, son siete y de ahí tomaron los caldeos su división de semanal.

Si alguno visitara la zona que habitaron los caldeos, ya tendría una historia en la que pensar cuando mire a los actuales habitantes y los edificios que han llegado a nuestros días de aquellos que nos dejaron su divina semana, o quizás, simplemente, al mirar a la luna.

Y si bien no es recomendable viajar a Siria o Irak, cuna de los caldeos, en los días que corren, en www.9punto9.es, si podemos recomendarte ir a Roma y disfrutar de una ciudad que en época de Augusto acogió la semana de siete días y la hizo divina.






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